Adaptándose al espacio, construyeron un templo de planta triangular. En su construcción se utilizaron materiales poco empleados con anterioridad en edificios religiosos: ladrillo, madera, acero laminado, piedra, hormigón y pizarra. Materiales que simbolizan la unión del mundo del trabajo con la fe. Dejándolos a la vista, consiguieron que embellecieran, que fueran elementos decorativos en sí mismos.
El ladrillo, cara vista, en muros, bajos, colocados siempre de manera que se remarque la horizontalidad. La madera, en el friso, para ennoblecer el Vía Crucis, confesionarios y puertas. Y de manera especial en la cubierta interior, un entramado con forma de quilla invertida realizado en madera.
De acero laminado, en omenaje a la empresa vitoriana Forjas Alavesas, es la armadura de vigas que soporta la cubierta. Con piedra, abujardada, realizan los altares, la Pila Butismal y la de agua bendita. Y de hormigón, las columnas y cornisas.
Todo ello envuelto en luz. El cristal esta presente en vetanas y vidrieras. sin ningún tipo de abertura en la fachada de la nave, los ventanales bordean el arraque del tejado y las vertientes altas, en una posición original que deja pasar la luz de forma reflejada e indirecta.
La luz, que no se sabe bien de donde sale, consigue la sensación de que la cubierta no esta en contacto con los muros; sino que esta suspendida en el aire.
Al exterior, la cubierta es de pizarra.